miércoles, 1 de abril de 2015

¡QUE NO ES EL COACHING!

                            

¡QUE “NO” ES EL COACHING! 

El coaching a lo largo de su introducción al mercado ha sido confundido con varias disciplinas, ciencias y herramientas.

Una de las formas de tener claro para que sirve algo es también sabiendo que ”no es”; en este artículo dejaremos en claro que no es el coaching a fin de que usted pueda comprender mejor el rol fundamental que tiene en la actualidad.

El Coaching no es una consultoría tradicional; esto es, se contrata al consultor por su conocimiento experto. Él es un profesor, no un coach,  enseña a los líderes las formas en que pueden abordar sus negocios y los asuntos personales.

Una consultoría puede funcionar bien cuando una organización o un individuo carece de competencias en el área de experiencia del consultor. El coaching no es consultoría por que no realiza análisis ni aporta soluciones. El Coaching inspira soluciones, pero no la da directamente. Además el coach nunca aconseja.

El Coaching no es una terapia; dado que no va dirigido a personas que sufren, que tiene problemas que no pueden resolver o que presentan disfunciones patológicas. La terapia rebusca en el pasado el detonante de un modelo de comportamiento repetitivo y lo explica.

En coaching nos concentramos en el presente y futuro de la vida profesional, pero sin perder de vista que la persona es un todo indisociable.

El Coaching no es mentoring;  los mentores son individuos de más edad y más experimentados que comunican su experiencia profesional y sus conocimientos  de los negocios a candidatos noveles, aprendices. En coaching se considera que el cliente es perfectamente responsable y está totalmente capacitado. Es maduro y sabe tomar las riendas de su destino.

El coach le ayuda estructurarse y a ponerse en marcha.

De manera específica podemos afirmar también lo siguiente:

  1. El coaching no es un método de formación, sino de mejora y desarrollo profesional y personal.
  2. El coaching no es un proceso de adaptación a la cultura de la empresa, sino que se materializa y se lleva a cabo en el mismo entorno mediático empresarial y de negocio.
  3. El coach que realiza el coaching no es un jefe, es un «entrenador»
  4. El coaching no responde a un proceso simple de inter­acción, sino que lleva aparejado un claro propósito: el descubrimiento, la mejora de las capacidades y el aprovechamiento de las oportunidades de desarrollo.
  5. El coaching nunca se debe confundir con un sistema de evaluación del desempeño, puesto que no incorpo­ra -ni subrepticiamente- la valoración del rendi­miento. El coach no juzga.
  6. El coaching no es una técnica de percepción del sub­consciente sino un proceso de desarrollo para que el directivo conozca y se enfrente a su realidad concreta, en una circunstancia y en una organización determi­nada.
  7. El coaching no hurga en el pasado; supera la relación interpersonal al crear comportamientos y hábitos positivos para el futuro.
Se advierte así que no todas las relaciones de los empleados con sus jefes o directivos deben ser consideradas partes del coaching. El concepto del coaching se completa cuando entendemos algunos conceptos que forman y no forman parte sustantiva del coaching, especialmente referidos a la función del coach. El cuadro siguiente nos muestra algunas diferencias:  




En efecto, un coach no es:
  • Un amigo, porque los amigos consienten en los defec­tos (incluso los vicios) de uno para no dañar la amistad. El coach es un espejo que transmite al pupilo una ima­gen lo más fiel posible de sí mismo.
  • Un confesor, porque no enjuicia los pecados y faltas. Por el contrario es un facilitador del desarrollo; siempre que el pupilo quiera de verdad.
  • Un consejero, obligado a evaluar la actuación del indi­viduo, del equipo o de la organización. Es una persona que actúa con generosidad a través de la escucha atenta y la influencia honesta.
  • Un consultor, que muestra y aplica soluciones hechas, sino que ayuda a descubrir los puntos fuertes y oportu­nidades de mejora del pupilo, con evidencias de comportamientos.
  • Una estrella, no es el protagonista del proceso, sino un secundario que ayuda a conseguir los objetivos pro­puestos.
  • Una «vieja gloria», que proyecta en su persona el pre­sente y el pasado, sino alguien que colabora en visuali­zar el futuro deseado y hacerla posible.
  • No desempeña las funciones de un psicólogo/psicote­rapeuta/psiquiatra que busca los traumas, sino un ca­talizador centrado en soluciones.

De lo anterior podemos concluir que Coaching no es terapia, consultoría, formación, desarrollo deportivo o “mentoría”; sin embargo, las diferencias pueden ser tan sutiles que pueden provocar confusión al momento de distinguir unas de otras.

Además existe la posibilidad de que un consultor, mentor, o educador o terapeuta ofrezca coaching, lo cual puede ser otro motivo por el cual a un cliente se le dificulta tener claridad entre una profesión y otra.


Para que el proceso de coaching tenga éxito, el coach debe  tener las ganas y la pasión de ayudar a su cliente para que éste se haga más competente y se permita el paso a  una vida mejor.


¡Es importante que el coach asuma la responsabilidad de ofrecerle claridad al cliente cuando está haciendo coaching para minimizar la confusión que puede ocasionar!


Manuel Ponce Polanco
manuelponce@partnerconsulting.com.pe
@mponcepolanco